Herramientas para vivir en incertidumbre
Es frecuente que hagamos mención al estrés que genera vivir con incertidumbre, en especial cuando no se trata de un momento, sino de un período prologando.
Antes de profundizar sobre esta cuestión es imprescindible pensar y analizar ¿qué entendemos por incertidumbre? La incertidumbre es la falta de certidumbre y ésta básicamente consiste en tener certeza sobre algo. Es decir, conocer, de manera clara y segura algo. Entonces, la incertidumbre representa un estado en el cual no estamos seguros, no tenemos certeza, desconocemos y no tenemos claridad.
La incertidumbre puede afectar tanto al presente como al futuro. Sin embargo, es la incertidumbre en relación con el futuro la que preocupa a la mayor parte de las personas. Entonces, la incertidumbre puede ser doblemente angustiante, ya que pesa sobre un tiempo que no llegó y que, de algún modo, nunca llegará. El futuro siempre se hallará por delante de nosotros, jamás lo alcanzaremos. Por otra parte, no existe un futuro, sino inconmensurables posibles futuros, es decir, sólo existen probabilidades.
A principios del siglo XX, el físico alemán Werner Heisenberg publicó un principio que impactaría en el mundo, tanto a nivel científico como filosófico. Dicho de manera sencilla y a nivel subatómico, el principio enuncia que es imposible predecir, en un momento dado, donde se halla, cómo se mueve y cuál es la velocidad de una partícula.
En resumen, no podemos pronosticar con certeza ningún hecho futuro ya que deberíamos conocer todas las variables que actúan en el presente, lo que constituye casi un imposible. Siempre existirán factores que desconocemos. Por otra parte, esos factores, aunque aparentemente sean insignificantes, influyen de manera notable en el futuro del sistema.
Por lo tanto, es imposible que nuestro futuro sea previsible. En todo caso sólo existen tendencias, trayectorias y caminos probables, que a su vez están relacionados estrechamente con el ahora. Un pequeño cambio en el presente puede modificar totalmente nuestros probables futuros. Esos caminos o posibilidades pueden coexistir durante un tiempo hasta que un pequeño cambio hace precipitar uno sólo de ellos.
Por otra parte, las consecuencias de la incertidumbre son muy amplias. Una de ellas opera a nivel de nuestra psiquis y nuestras emociones. Pero existen otros niveles de influencia, más peligrosos y masivos, afectando no a una persona, sino a millones.
La incertidumbre es una de las bases del miedo y por lo tanto de todas las “industrias” que en ella se sustentan: armamentos, bancos y financieras, laboratorios de fármacos, alimentos contaminantes, inmobiliarias invasivas y fragmentadoras del territorio, políticas de dominación y manipulación, “seguridad” privada, medicina alopática invasiva, cirugías/técnicas de rejuvenecimiento, etc.
Es tan grande el temor al futuro, que compramos, apostamos y nos apoyamos en estas y otras propuestas, con la esperanza de sentirnos seguros. Sin embargo, esta conducta finalmente nos lleva a quedar atrapados en estas redes y a perder la libertad.
Una de las bases principales del miedo y por lo tanto de nuestra pérdida voluntaria de libertad, es el temor a la muerte. La muerte y la vida son dos de las pulsiones más poderosas inherentes a todo lo vivo.
La vida requiere de un equilibrio dinámico constante. Este equilibro se logra a través de un mecanismo conocido como homeostasis. Todos los organismos tenemos esta capacidad. Ella nos permite ajustarnos a las condiciones ambientales. Sin embargo, sólo el hombre tiene la capacidad de modificar de manera extrema su contexto natural para asegurar de este modo su supervivencia. Esta capacidad nos ha permito como especie, vivir en condiciones relativamente controladas en ambientes modificados o artificiales.
Considerando esto, es claro que el hombre cuenta con recursos que le permiten una mayor calidad de vida, colonizar territorios inhabitables de manera natural, y a su vez aumentar su esperanza de vida.
Pese a esta evidente ventaja, en relación con el resto de los seres vivos de la Tierra, el humano padece las consecuencias de la incertidumbre. Esta realidad, pone de manifiesto que aunque la ciencia, la tecnología y la organización social le provean herramientas, éstas no alcanzan para vivir el presente con plenitud y calma.
Las herramientas que el hombre necesita para lograr ese estado provienen de otros conocimientos vinculados a su psiquis y su alma.
Compartiré con ustedes algunas de las herramientas y estrategias para vivir con calma, plenitud y alegría, pese a la incertidumbre de la vida.
Es necesario que purifiquemos todo aquello de lo que nos nutrimos. En especial lo que nutre nuestra mente y nuestra alma.
Necesitamos valorar y cultivar el silencio. Para esto es recomendable no contaminarnos con información contradictoria de los medios de comunicación masivos, redes sociales, etc. Necesitamos filtrar la información. El filtro es nuestro Ser, pero para que se exprese es necesario el silencio. Sólo nuestro Ser nos dirá si algo es veraz o no lo es.
Es importante vivir el presente, no sólo vivir el hoy, sino el instante. Si lo logramos estaremos alineados con la Tierra y el Cosmos. De este modo sobrevendrá la paz.
Es fundamental aceptar los cambios, como parte inherente de la vida. Buscaremos modificar la realidad cuando sea injusta y dolorosa, siempre que esté es nuestras manos y con todo nuestro poder creativo. Pero si esto no fuera posible será necesario comprender y aceptar.
Del mismo modo, es necesario valorar la vida, pero asumiendo nuestra naturaleza eterna. Ciertamente, ésta no es nuestra única vida. Esta vida es sólo una experiencia, entre millones de ellas. Aceptemos el devenir de los acontecimientos y trabajemos para que nuestra vida tenga sentido. Seamos generosos, solidarios, amemos, seamos grandes de espíritu, cultivemos el dharma y sanemos el karma. Si así lo hacemos, comprenderemos que finalmente la muerte es sólo un paso para regresar al mundo de “los muertos” y de allí volver a nacer.
Trascendamos la maya o maia, es decir, la ilusión. Aunque consideremos que la vida es la realidad, es necesario que descubramos que ésta es sólo una realidad aparente. Lo podemos hacer a través de la meditación y la práctica del yoga, entre otros caminos.
Conectémonos con nuestro Ser para poder acceder a la realidad profunda. De este modo aumentaremos nuestra confianza, el amor a nosotros mismos y comenzaremos a expresar lo que somos. Perderemos el miedo a la crítica, al fracaso, y al futuro. A su vez, este paso nos permitirá avanzar en otras conquistas internas.
Necesitamos conocer nuestro propósito. Cuando recordamos, o de algún modo accedemos a nuestro propósito o misión, todo es más sencillo. No nos extraviamos en caminos que no nos conducen a nuestro fin, y por lo tanto no perdemos energía. De este modo aumentará nuestra confianza y desaparecerá el miedo.
Comprendamos que no estamos solos, sino muy acompañados. Cuando somos conscientes de esta maravillosa realidad, nos sentimos amados, abrazados y guiados. Esto aumentará más aún nuestra confianza y nuestra fe. De este modo, el futuro ya no representará una amenaza, sino un maravilloso campo para crear nuestra realidad.
Descubramos que somos parte de un mismo Ser y por lo tanto hermanos de todo lo creado. Al llegar a este nivel, el mundo y el futuro serán parte de nosotros mismos. Amaremos, comprenderemos, y viviremos la mayor parte del tiempo con agradecimiento y gozo.
Finalmente, descubramos nuestra capacidad de crear nuestra realidad. De este modo, no sentiremos temor al futuro, habremos vencido a la incertidumbre.
Estas son sólo algunas de las herramientas que nos conducirán a vivir de manera plena, pacífica y con sentido, en la que la incertidumbre ya no será un agobio, sino sólo una evidencia de que existimos y estamos vivos.
Blenda
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